Han transcurrido 83 años desde la detonación de la primera bomba atómica.

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El 16 de julio se cumplio 83 años de la prueba Trinity, primera explosión de un arma nuclear, a cargo de Estados Unidos, que tuvo lugar en un remoto enclave del desierto de Nuevo México. La bomba detonada usaba como material fisionable plutonio, igual que la lanzada semanas después sobre Nagasaki, en Japón. La primera bomba atómica, la de Hiroshima, estaba hecha a base de uranio 235.

La creación de las armas nucleares se planteó a raíz de la creciente tensión política internacional y los avances científicos de finales de la década de 1930. Ya en plena Segunda Guerra Mundial, el esfuerzo estadounidense se convirtió en el Proyecto Manhattan, con el objetivo de tener una bomba atómica antes que la Alemania de Hitler.

A mediados de 1945, con los nazis derrotados y Japón presentando una resistencia enconada que se extendía ya a su territorio nacional, este ingente trabajo de investigación había dado resultado.

A las 05.29.45 hora local del 16 de julio de 1945, el dispositivo explotó con una energía de 19 kilotones, equivalentes a 19.000 toneladas de TNT. Dejó un cráter en el suelo desértico de tres metros de profundidad y 330 metros de ancho. En el momento de la detonación, las montañas circundantes fueron iluminadas durante uno a dos segundos.

Los colores observados de la iluminación variaban desde morado hasta verde, y finalmente a blanco. El estampido de la explosión tardó 40 segundos en alcanzar a los observadores y la onda de choque pudo sentirse a 160 kilómetros de distancia. La nube en forma de hongo alcanzó 12 kilómetros.

El director de Los Álamos, Robert Oppenheimer, quien observó la prueba, más tarde comentó que el evento le recordó una línea del famoso texto indio Bhagavad Gita: «Me he convertido en la muerte, en destructor de mundos».