El concepto detrás de la “Cuarta Revolución” que busca transformar la producción de alimentos
Bajo intensas luces, unos cubos translúcidos de color naranja se asemejan a golosinas, como ositos de goma o delicias turcas, si no fuera por las hojas verdes que sobresalen de ellos. En este laboratorio, situado en el Imperial College de Londres y llamado Laboratorio de Morfogénesis de Plantas, estos cubos hechos de hidrogel, un material con estructura de red que contiene líquido, están siendo utilizados por los científicos Maddalena Salvalaio y Giovanni Sena con el propósito de revolucionar la agricultura vertical.
Lo interesante de este proyecto radica en los conductores eléctricos que flanquean los cubos de hidrogel. Este enfoque se inscribe en una tendencia creciente que comenzó hace dos décadas, que busca emplear la electricidad en semillas, cultivos y suelos para estimular la agricultura. La electricidad ha sido propuesta como un medio para aumentar la producción de alimentos de manera más eficiente y sostenible, en lo que algunos denominan la “cuarta revolución agrícola” o “agricultura inteligente”.
A pesar de que esta tendencia tiene reminiscencias con la “electrocultura”, una técnica del siglo XIX que aplicaba electricidad a las plantas para mejorar su desarrollo, la nueva generación de investigadores prefiere términos más modernos. Aunque se reconoce que a lo largo de los siglos se han obtenido resultados diversos con enfoques eléctricos en la agricultura, el uso de la electricidad en las plantas finalmente parece estar obteniendo avances significativos.
El objetivo de esta “revolución” es abordar la crisis alimentaria global y reducir el impacto ambiental asociado a la agricultura a gran escala. La producción agrícola convencional está relacionada con emisiones significativas de gases de efecto invernadero y otros efectos ambientales negativos. La utilización de electricidad en la agricultura se presenta como una forma de mejorar la producción de alimentos de manera más sostenible y eficiente.
El plasma frío es uno de los enfoques clave en esta nueva ola de agricultura eléctrica. Se utiliza para estimular el crecimiento de las plantas y mejorar su resistencia a las condiciones ambientales estresantes. Aunque los científicos aún están investigando cómo funciona exactamente, experimentos han demostrado que la aplicación de plasma frío en semillas jóvenes puede aumentar significativamente los rendimientos de cultivos.
A pesar de los avances, persisten dudas y escepticismo en relación a la aplicación de electricidad en la agricultura. A lo largo de la historia, los resultados de enfoques similares han sido inconsistentes y difíciles de reproducir. Sin embargo, los investigadores modernos están explorando la ciencia fundamental detrás de la interacción entre la electricidad y las plantas, buscando entender cómo influye en el crecimiento y desarrollo de las mismas.
En última instancia, se espera que esta “cuarta revolución” agrícola permita un mayor control sobre el crecimiento de las plantas y su producción, abriendo posibilidades como la agricultura vertical más eficiente y la capacidad de cultivar en entornos de gravedad cero, como en el espacio. Aunque las incertidumbres persisten, los avances en la investigación muestran promesas de un futuro más sostenible y productivo en la producción de alimentos.