Características únicas de los seres humanos que son inalcanzables para la inteligencia artificial.
A lo largo de los siglos, el ser humano ha dedicado su tiempo a investigar y entender qué lo distingue de los animales. Esta pregunta existencial ha nutrido campos como la biología, la sociología, la antropología e incluso la filosofía. Incluso el derecho ha abordado esta cuestión al considerar ciertos grupos de animales como “personas jurídicas” en ciertas circunstancias.
El avance acelerado de la inteligencia artificial plantea un nuevo elemento, quizás el quinto elemento, que no se compone de tierra, fuego, aire o agua. Es la “anti-vida”, la inteligencia artificial que obliga a la humanidad a enfrentarse a un superpoder que ha creado.
Las inteligencias artificiales superan sin dificultad el test de Turing, una clásica evaluación de la capacidad de una máquina para demostrar un comportamiento inteligente.
En Blade Runner, la distinción entre humanos y robots ya era problemática. La emoción siempre ha sido el factor humano que delata a los robots y máquinas, aunque las lágrimas en la lluvia del replicante Roy Batty sean las más conmovedoras de la historia del cine de ciencia ficción.
Sin embargo, surge la incertidumbre sobre qué será humano cuando las inteligencias artificiales lo abarquen todo y cómo detectarlas. Aquí se presentan algunas de las diferencias clave entre los humanos y las inteligencias artificiales:
- Generación espontánea: Los humanos tienen la capacidad de generar acciones y conocimiento de manera espontánea. Pueden crear nuevas ideas, historias y experiencias a partir de sus vivencias personales, algo que las inteligencias artificiales no pueden hacer.
- Ética: Las inteligencias artificiales siguen parámetros preestablecidos y carecen de ética propia. Los humanos, en cambio, tienen la capacidad de discernir entre el bien y el mal y actuar en consecuencia, ya que la ética va más allá de seguir reglas y guías.
- Intención y moralidad: La intención de la acción humana está estrechamente relacionada con la moralidad, y no puede reducirse simplemente a deseos o estados psicológicos internos. La responsabilidad moral y la intención están intrínsecamente ligadas en la acción humana.
- Ausencia de experiencias y emociones: Las inteligencias artificiales no poseen experiencias, historia o psicología. Carecen de emociones como el amor, el dolor o el remordimiento, elementos fundamentales en la ética y moral humanas. Tampoco tienen opinión propia, ya que todo lo que hacen es resultado de su programación.
En resumen, aunque la inteligencia artificial ha alcanzado niveles asombrosos de desarrollo, todavía existen características exclusivas y profundas que distinguen a los seres humanos de estas entidades creadas por nosotros.