Sequía perturba la vida de los habitantes de Manaos, en la Amazonía
La región sufre el impacto de El Niño, que reduce la formación de nubes y, por tanto, las precipitaciones. Los efectos del fenómeno son cada vez más intensos en un país particularmente “vulnerable” al cambio climático.
No lejos del turístico lugar donde se encuentran las aguas negras del Río Negro y las aguas marrones del Solimoes, dos de los principales afluentes del Amazonas brasileño, un lago desapareció dejando una gran extensión de suelo agrietado.
Sólo queda un pequeño arroyo donde estaba el Lago do Aleixo, ahora símbolo de la gravedad de la sequía que afecta al estado de Amazonas (norte) y a su capital, Manaos, la principal urbe de la Amazonía brasileña.
El viernes, el gobernador Wilson Lima declaró el estado de emergencia en 55 municipios de Amazonas, incluido Manaos.
Las autoridades locales también han adoptado una serie de medidas para ayudar a las poblaciones afectadas, como la distribución de 50,000 almuerzos.
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, anunció el jueves que el gobierno federal enviará ayuda humanitaria de “emergencia” ante “riesgos para el suministro de alimentos, agua potable, así como de productos de higiene y medicamentos”.
En Amazonas, un estado con 4 millones de habitantes, entre ellos un gran número de indígenas, el bajísimo nivel de los cursos de agua ha provocado la muerte de miles de peces y decenas de delfines rosados amazónicos.
La región sufre actualmente el fenómeno de El Niño, que reduce la formación de nubes y, por tanto, las lluvias, y cuyos efectos son cada vez más intensos, en un Brasil particularmente “vulnerable” al cambio climático, según Silva.